viernes, 6 de mayo de 2011

La princesa ratona




                                      LA PRINCESA RATONA.


Había una vez un ratón que pretendía ser el rey de su tribu. Por este motivo le llamaban el rey Ratón, y a su hija, la princesa Ratona. Ratona, vivía con sus padres en un gran arrozal en el más escondido rincón del Japón. Ratona era muy bonita, y sus padres estaban tan orgullosos que no encontraban a nadie digno de jugar con ella. Cuando estuvo en edad de casarse, no aceptaron por yerno a ningún príncipe del reino de los ratones y declararon que sólo se casaría con la princesa Ratona, el personaje más poderoso del mundo. Y como este poderoso personaje no quería aparecer, el rey Ratón, se fue a ver a su tío, un viejo ratón muy sabio; éste declaró que el personaje más poderoso del mundo debía ser el sol, porque sin él, no maduraba el arroz. Entonces, el rey Ratón se fue al encuentro del sol. Trepó sobre la montaña más alta, corrió a lo largo de un arco iris hasta que llegó a la cueva del oeste, donde dormía el sol.
-¿Qué quieres de mi, hermanito? -dijo el sol con benevolencia, al verle.
-Vengo a ofreceros la mano de mi hija, la princesa Ratona, porque vos sois el personaje más poderoso del mundo y nadie más puede ser digno de ella.
-¡Oh!, ¡oh! Te estoy muy agradecido, hermanito, pero la princesa Ratona no puede ser para mí; la nube es más poderosa que yo, porque cuando ella me cubre, yo no puedo brillar,
-¡Oh!, entonces no me interesas -dijo el rey Ratón-. Y se marchó sin decir adiós, mientras el sol se reía y guiñaba el ojo.
El rey Ratón siguió subiendo hasta llegar a la cueva del sur donde dormía la nube.
-¿Qué quieres de mí, hermanito? -dijo la nube al verlo.
-Vengo a ofreceros la mano de mi hija la princesa Ratona, porque sois el personaje más poderoso del mundo. El sol me lo ha dicho y nadie más puede ser digno de ella.
-El sol se ha equivocado -dijo la nube suspirando-. Yo no soy el personaje más poderoso del mundo. El viento es más poderoso que yo, porque cuando sopla no puedo resistirlo y tengo que ir adonde él me lleva.
-Entonces, no me interesas -dijo el rey Ratón con altanería. Y se puso en camino para encontrar al viento.
Viajó días y días por todo el cielo hasta llegar a la cueva del este donde el viento dormía.
Cuando el viento le vio llegar, estalló en tan fuertes carcajadas que hicieron temblar la tierra, y le preguntó:
-¡Oh, oh! ¿Qué quieres de mí, hermanito?
Cuando el rey le dijo que venía a ofrecerle la mano de su hija la princesa Ratona, porque era el personaje más poderoso del mundo, hinchó sus mejillas, dejó oír un silbido terrible y dijo:
-No, yo no soy el más poderoso. La pared que han hecho los hombres es más poderosa que yo, porque no puedo derribarla, a pesar de mis esfuerzos. ¡Ve a buscar a la pared, hermanito!
Y el rey Ratón bajó rodando del cielo y siguió bajando hasta llegar a la pared que habían hecho los hombres y que estaba muy cerca de su arrozal.
-¿Qué quieres de mí, hermanito?
-Vengo a ofreceros la mano de mi hija la princesa Ratona porque sois el personaje más poderoso del mundo, y nadie más es digno de ella.
-¡Oh, oh! Yo no soy el más poderoso. El ratón gris que vive en la cueva es más fuerte que yo. Con sus dientes roe y roe mis ladrillos, los va desmenuzando y acabaré derrumbándome. Ve a buscar al ratón gris, hermanito.
Después de todos sus viajes, el rey Ratón tuvo que casar a su hija con otro ratón, pero la princesa Ratona se puso muy contenta, porque ella siempre había deseado casarse con el ratón gris.

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